Una de las cosas que más me llamaron la atención en los meses que hemos tenido que estar aislados, es la perseverancia asomándonos a la ventana o el balcón, y aplaudir como si no hubiera un mañana.
Y de repente, te contagiaba ver otros frente a ti, que aplaudían de forma más apasionada, y de alguna manera acababas aplaudiendo más fuerte.
Sería el efecto camaleón, por el que imitamos a los que nos rodean, principalmente si empatizamos con ellos. Y empatía era algo que no faltaba en este tiempo en el que nuestro mundo se redujo a nuestra propia casa.
Y se hizo la magia, la empatía nos envolvió y fomentamos la cohesión social.
Por inercia o por convencimiento, será un hecho que recordemos en el futuro.
"... te contagiaba ver otros frente a ti, que aplaudían de forma más apasionada, y de alguna manera acababas aplaudiendo más fuerte".
He querido reflejar este momento, que tímidamente fue alargándose con el paso de los días, y al que asistimos prácticamente todos de forma incondicional. Y desde la ventana de casa se proyectaba
el mundo de otra forma, y nos veíamos sin filtros. De ahí el gran banco de imágenes que nos ha dejado.
Sirva también para recordar que lo malo, no queda tan lejos. Lo vulnerables que somos y lo fundamental de ser responsables.
Porque realmente no cuesta tanto.
Verás que hay muchos detalles, solo a vista de zoom. Y verás también como los identificas rápidamente con lo visto o lo vivido.
Pincha la imagen y podrás verlos. Digamos que está personalizada para cualquiera, sea como sea su experiencia en este tiempo tan convulso.
Escribir comentario