SWIMMING PLOF!

 

Conviene decir que normalmente huyo de los lugares que congregan a demasiadas personas.

 

La piscina pública es un buen ejemplo de ello. Por lo general, son espacios muy amplios pero tremendamente pequeños para conservar tu esencial espacio vital.

 

    - ¿Cómo te encuentras?.

 

No tenemos muy fina la habilidad de medir correctamente el espacio a golpe de vista. No hay manera...

 

    - Solo te llamo porque me interesa saber cómo te encuentras. No quiero que me contestes el habitual "bien". Sé que no estás bien.

 

"... son espacios muy amplios pero tremendamente pequeños para conservar tu esencial espacio vital".

 

Cuando consigues, por fin, hacerte con tu espacio, comienza la poca consideración de algun@s de los que están a tu alrededor; o bien colonizando el terreno con sus múltiples enseres personales, fumando a través del humo de sus cigarros (cuando son cigarros, claro está) o siendo parte de sus conversaciones telefónicas que mantienen con el manos libres.

 

    - Pues porque lo sé. Me preocupo por ti y solo quiero que sepas que voy a ayudarte.

 

Es duro decirlo, pero la higiene personal sigue siendo un tema pendiente cuando se trata de convivir con la multitud. Cabe destacar que si hablamos de una piscina, este asunto se agrava. Deberían ser obligatorios los recordatorios indicando que el baño en la piscina no sustituye el recomendado diario (entiéndase que hablo de una ducha) y, de hacer caso omiso, que eres consciente y responsable de la contaminación del agua con tus diferentes fluidos corporales...

 

    - Cuéntame, cómo ha ido esta semana.

 

Hablando de fluidos corporales. Es inevitable abrir la boca en el agua y con ello, expulsar saliva. Podría decirse que es inherente a nadar. Pero recoger con toda tu fuerza la mucosidad de tu interior, expulsarla sin pudor e integrarla en el agua agitando tu mano como haciéndolo desaparecer, no vale. No todo debería valer...

 

    - Si no me importara, no tendría esta conversación. Así de sencillo. ¿Qué crees que necesitas ahora mismo para no sentirte tan agobiado?

 

La piscina se presta bastante a comer algo. Es agradable hacerlo mientras nos secamos en la toalla. Lo lamentable es presenciar como ese espacio se ha convertido en una pequeña ciénaga y mas te vale no ocupar ese espacio en el momento que lo dejan libre, a no ser que quieras dejar pegada tu toalla al suelo y volver sin ella.

 

    - Te entiendo, pero no voy a juzgarte. Quiero que sientas que no estás solo. (Silencio). Llora. Desahógate. Sigo aquí.

 

Uno de mis favoritos son los nadadores. Querid@s, si queréis nadar largo para arriba, largo para abajo, ahora me hago un ancho y vuelta a empezar, aun con ese pésimo estilo de nado, iros a una piscina cubierta dedicada a eso, ¡campeones!. Siempre dedicándonos al resto esas miradas amenazantes para despejar el que creéis vuestro camino.

 

    - No debe ser fácil y eres muy valiente por expresarlo. Estoy muy orgullosa de ti.

Ella estaba próxima a mi toalla. La miro de reojo y veo que tiene los ojos llorosos pero no deja que su interlocutor lo note en su voz. A diferencia del resto, me llamó la atención porque intentaba que esta conversación no le perteneciera a nadie mas. Lo cual era inevitable por lo cerca que estábamos, pero solo con la intención mostró mas consideración de lo que estoy acostumbrada.

 

Su sensibilidad, respeto, comprensión y empatía hacia la otra persona me dieron la vuelta al rato de piscina.

Constantemente estamos rodeados de dejadez, falta de disciplina, poca educación y nula empatía y, como una flor entre la hierba, aparece eso a lo que debemos agarrarnos. Agarrarnos a lo que nos hace mejores que ayer y que sigue sin tener nada que ver con ningún avance tecnológico. Demostrar lo que sentimos y darle valor a lo que decimos.