¿Alguna vez te has preguntado que ocurre cuando una situación (celebración, evento, momento...) te genera sentimientos encontrados?
Conocí las navidades como casi todas las personas de nuestro entorno, cuando aun no tenemos uso de razón y cada año quedan tatuadas en tu cerebro varias cosas sobre estas fechas: que son innegociables, que deben celebrarse, que esconden regalos y que exigen cumplir el ritual español de comerse 12 uvas el primer minuto del año.
Varias reuniones de una o varias familias para comer o cenar, dulces, luces, árbol, villancicos, regalos... Visto así, a temprana edad, no está tan mal.
Más adelante, ya como adulta, este escenario navideño cambió. El decorado donde actuábamos se vino abajo y los actores decidieron no actuar conjuntamente y, de repente, me vi en ese escenario destartalado viviendo un compromiso. Solo eso.
"...una situación (celebración, evento, momento...)
te genera sentimientos encontrados".
Ya no quedaba nada de ese ritual navideño.
Recuerdo que durante los años que duró este inicio de NON CHRISTMAS con mi familia de origen me auto engañaba pensando y diciendo que era la época que más me gustaba del año, supongo que para compensar la hostia de realidad que venia según se acercaban esos malditos días.
El contraste llegó cuando pude ver la realidad de otras familias a través de algunas parejas. Lo cierto es que por aquel entonces ya no creía en esas reuniones ni que decir del espíritu navideño, pero en esta etapa recuerdo la sensación de sentarme entre esas personas como si fuera una infiltrada, haciéndome pasar por una auténtica creyente y mientras brindaba, apuntaba mentalmente todas esas cosas que seguían compartiendo esas familias y que yo no tenia.
En mis últimos 14 años además, siendo madre, he sacado varias conclusiones a través de mis errores.
La principal es que no me he escuchado nunca desde esas navidades a finales de los noventa cuando comprendí que el sentido de celebrar estos días es porque lo haces con las personas que quieres. De otra manera, no tiene sentido. Seguir haciendo lo que se supone que debemos hacer por el simple hecho de que debemos hacerlo, es un error y te hace sentir profundamente infeliz.
La importancia de crear algo propio. Algo a lo que tu hija pueda agarrarse y tenga el sello de casa para que independientemente donde decidas celebrar estas fechas tenga su punto de referencia. Depositar y delegar tu celebración en manos de otros anula tu participación y no hará especial ese momento.
Decidir que no celebrarás de forma convencional, te excluye. Porque como sociedad no somos empáticos. Lo diferente asusta. Pocas personas llegan a profundizar en la motivación que pueda haber detrás.
Este año será el segundo que no me siento en una mesa a brindar por Navidad o el próximo año, no porque no quiera sino porque no puedo elegir o quizá, porque nadie me elige a mi. Y dicho también sea de paso, porque hoy, a nivel personal, no tengo nada que celebrar, salvo el privilegio de haber nacido donde he nacido y tener lo que tengo; conviene no olvidar nunca la precariedad que nos rodea. Aunque suene triste, aceptar lo que va viniendo me hace estar en paz conmigo, me valida. Sentimientos que no he tenido durante años rodeada de personas, comida y copas para brindar.
Dicho esto, la parte oculta del iceberg esconde mucho dolor, soledad no elegida y un largo camino interior por recorrer, lo cual me obliga a protegerme. Deseo profundamente que, principalmente, las personas que aprecio y quiero, disfruten y celebren como decidan, pero en estas circunstancias elijo no ver ese escaparate (filtro que cada vez, de forma más consciente, aplico a las absorbentes y casi inevitables redes sociales). Aunque parezca otra cosa, cuando no te sientes bien, la felicidad de los demás (o lo que aparentemente proyectan), aunque se la deseas, es demoledora.
Por tanto, no me tengas en cuenta no responder esos mensajes tan manidos o estar ausente.
Gracias por haber llegado hasta aquí, por estar ahí, por seguir mi trabajo creativo, por tu comentario, tus mensajes, por tu corazón en cualquier publicación o cuando compartes.
Feliz Navidad, sea como la celebres o no. Regala creatividad y/o tiempo; son de las pocas cosas que demuestran haber pensado en quien recibe el regalo, lo cual, si lo piensas, es el verdadero regalo.
Te deseo un año estupendo y ¡mucha suerte!
Much wellth, much love, much love to you.
Yoanna
Escribir comentario